A las colinas que rodean la capital suben diariamente estas mujeres, para conseguir leña que más tarde venderán en la ciudad. Un trabajo duro que no distingue de edades, solamente de géneros...
Atada a su carga, es difícil distinguir quién agarra a quién...
Ella sujeta la leña a su cuerpo para poder transportarla, mientras que la leña la mantendrá atrapada en ese duro modo de vida para siempre.
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