“En días lluviosos, el suelo apisonado de la barraca se convertía en un pantano como consecuencia de la carencia de drenaje. Las cabañas estaban originalmente preparadas para 500 personas. La orden del director de construcción Dejaco que disponía agregar un tercer nivel de literas hizo aumentar la capacidad a 800-1.000 prisioneros por barracón. A menudo, en cada litera estaban echadas de diez a doce personas en lugar de cuatro...”
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