Estremece ver lo que una vez fueron personas, convertidas ahora en estatuas recubiertas de cenizas, petrificadas para siempre, en la postura en la que fueron sorprendidas aquella noche de hace 2000 años, por la ola mortal lanzada desde el Vesubio.
Otro pensamiento me asalta cuando los veo... creo que nadie esperaría que un molde de sí mismo con su último gesto acabara expuesto en un almacén, como otro más de los cientos de objetos de la época que se apilan en las en estanterías.
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