5 de julio de 2018

Auschwitz - Complejo Auschwitz II (Birkenau) (4)

"En la sombra advertí una presencia. Se arrastraba en el barro, ante mí. Se dio la vuelta y apareció el blanco de unos ojos enormes, dilatados. Callamos: desde lejos nos llegaba el eco amortiguado de las explosiones. De los dos, sólo yo sabía que eran los disparos de la artillería alemana que se retiraba. Pensé en un espectro, dudé si yo estaba herido, incluso muerto. No estaba soñando, estaba ante un muerto viviente. Detrás de él, detrás de la niebla oscura, intuí decenas de otros fantasmas. Huesos móviles, unidos por una piel seca y envejecida. El aire era irrespirable, una mezcla de carne quemada y excrementos. Nos cogió de sorpresa el miedo a contagiarnos, la tentación de escapar. No sabía dónde me encontraba. Un compañero me dijo que estábamos en Auschwitz. Avanzamos sin decir una palabra". (La noche que liberé Auschwitz - Yakov Vincenko)






4 de julio de 2018

Auschwitz - Complejo Auschwitz II (Birkenau) (3)

“En días lluviosos, el suelo apisonado de la barraca se convertía en un pantano como consecuencia de la carencia de drenaje. Las cabañas estaban originalmente preparadas para 500 personas. La orden del director de construcción Dejaco que disponía agregar un tercer nivel de literas hizo aumentar la capacidad a 800-1.000 prisioneros por barracón. A menudo, en cada litera estaban echadas de diez a doce personas en lugar de cuatro...”






3 de julio de 2018

Auschwitz - Complejo Auschwitz II (Birkenau) (2)

Miembros de las SS abrían los vagones de los trenes que llegaban y de los mismos descendía una muchedumbre de judíos. La selección de los que consideraban útiles no duraba más de media hora. Una columna con el resto dejaba el andén «... una escalera les conduce a un subterráneo... un letrero informa en alemán, francés, griego y húngaro, de que allí se encuentran las duchas y el cuarto de desinfección. La información contribuye a tranquilizar... Allí encuentran una gran sala, bien iluminada y pintada... los miembros de las SS dan una orden: "¡Desnúdense!... disponen de 10 minutos"... después todo el mundo está desnudo... al fondo... entran a otra gran sala, también bien iluminada... en el centro hay grandes pilares cuadrados... con canalones de latón con perforaciones... Se escucha una nueva orden: "¡Sonderkommando y SS, salgan de las duchas!"... una vez encerrados desde arriba derramaban unas piedrecillas que caían por los canalones perforados liberando gas ZyKlon-B que invadía la sala. En cinco minutos mataban a unas 3000 personas» (Miklós Nyiszli)