31 de enero de 2017

Lalibela - Monasterio de Nakuta Laab

Alejado de los caminos principales y colgado de un cortado en la montaña, encontramos este monasterio. Es más bien un eremitorio construido en el interior de una cueva, que recibe gran número de fieles debido al manantial curativo que posee. El sacerdote que lo custodia es muy venerado y protege todo tipo de antiguos tesoros de carácter religioso. Orgulloso los muestra y bendice con ellos a todo el que lo visita.







30 de enero de 2017

Lalibela - Poblado en la ciudad

En medio de toda la grandeza de las iglesias milenarias de Lalibela, la gente del lugar lleva a cabo su vida cotidiana. A escaso metros de estos magníficos monumentos, ellos viven en sus cabañas tradicionales, de piedra y paja. Con la humildad que caracteriza a todo el país, los niños van a la escuela, los mayores trabajan y sus miradas ya están,acostumbradas a todo lo que a nosotros nos sorprende...





29 de enero de 2017

Lalibela - El fervor de sus gentes


Fieles, peregrinos, anacoretas, ermitaños, sacerdotes... todos confluyen bajo estos templos para rezar o leer las Sagradas Escrituras. La serenidad y el fervor de estas gentes impregna la roca labrada de la montaña, inundando al visitante, en cuanto respira el aire frío de sus cuevas.





21 de enero de 2017

Lalibela - Detalles labrados en la roca


La calidad de los detalles da una idea de lo complicado que debió de ser esculpir estos edificios, hace mil años, en la roca. Quizás, como reza la tradición, fueron los mismísimos Ángeles los que hicieron posible su construcción...





16 de enero de 2017

Lalibela - Iglesias talladas en la roca

Lalibela no es solamente la Iglesia de San Jorge. El conjunto de La Tierra Santa está representada en estas colinas de Etiopía.
Multitud de iglesias, unidas por túneles y pasillos subterráneos, se esculpieron para simbolizar los lugares emblemáticos de Las Sagradas Escrituras.
Un lugar que maravilla y sobrecoge, tanto al creyente como al que no lo es.







12 de enero de 2017

Lalibela - Biet Ghiorgis

Tengo que reconocer que, al contemplarla por primera vez, tuve las mismas sensaciones que Stendhal al visitar la basílica de la Santa Cruz de Florencia. Apabullado, inmóvil, permanecí allí un buen rato con la boca abierta...  sabiendo, sin ninguna duda, que estaba ante algo único.