Mira su retrato con detenimiento, con una atención que le ocupa varios minutos. Parece muy sorprendida y no para de contemplar la fotografía. Escudriña cada detalle de la pequeña imagen que tiene entre las manos, al final, gira la cabeza y me dice... "No se parece a mi".
Lo cierto es que yo mismo he tenido alguna vez esa sensación, al mirarme fijamente en el espejo y tratar de buscar en él al muchacho que una vez fui...
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