Otro lugar que enamora al visitante es "La pequeña Venecia". Habitualmente atestado, produce una sensación extraña el tener disponible todo este entorno para el solitario disfrute personal.
Lo curioso es que no requiere de demasiado esfuerzo, puesto que estas gentes, de europeas costumbres, se recogen a horas tempranas, transformándose las otrora bulliciosas calles, en silenciosas y vacías.
Caminar por este escenario en la noche, con el trípode al hombro y la única compañía del eco de los propios pasos, incita a intentar inmortalizar el momento, aunque siempre quede la duda de haberlo conseguido.
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